Noticias

El valor de la continuidad en el seguro: una lección de prevención

12 de noviembre de 2024
by CLOSASEGUROS

Para muchas empresas, el seguro representa una red de seguridad esencial. Sin embargo, a veces un descuido administrativo o una decisión anticipada puede poner en riesgo esa protección. A continuación, te compartimos una historia real que muestra lo importante que es mantener al día las pólizas de seguro y las consecuencias de no hacerlo.

José y Laura son empresarios con negocios distintos, pero ambos habían confiado en sus seguros para proteger sus activos y operaciones. Aun así, cada uno experimentó una situación crítica debido a la interrupción de su cobertura.

José, dueño de una empresa que había tenido su póliza de seguro al día durante años, se sorprendió al descubrir que el último recibo había sido devuelto por el banco debido a un error administrativo. Aunque parecía un problema menor, esta devolución temporalmente dejó la póliza sin efecto. En el tiempo que tomó resolver la situación, sucedió lo inesperado: un siniestro afectó sus instalaciones.

Cuando José intentó activar la cobertura, la aseguradora le informó que no podría procesar la reclamación hasta que se completara el pago pendiente. Afortunadamente, José actuó rápidamente y liquidó el recibo, lo que permitió que la aseguradora retomara el caso, gestionara el siniestro y valorara la indemnización conforme a las garantías contratadas. Este imprevisto le enseñó a José la importancia de asegurar que su cobertura esté siempre activa y sin interrupciones, incluso ante errores administrativos.

Laura, en cambio, se encontró en una situación aún más delicada.
Propietaria de una nave industrial, Laura había decidido vender el inmueble y pensó que ya no necesitaba su seguro de daños. Tras la devolución del recibo de la póliza en dos ocasiones, Laura nos notificó, como correduría de seguros, que planeaba cancelar el seguro, ya que esperaba cerrar la venta pronto. Aunque le sugerimos mantener el seguro activo hasta finalizar el proceso de venta, ella confiaba en que la operación se concretaría sin demora.

Sin embargo, la venta se retrasó, y durante unas lluvias torrenciales, la nave sufrió daños graves. Al intentar presentar una reclamación, Laura se encontró con que la póliza había sido anulada por falta de pago. La aseguradora rechazó la cobertura, dejando a Laura con los gastos de reparación a su cargo. Fue un golpe financiero y una lección valiosa: en momentos críticos, tener la cobertura adecuada activa hasta el final del proceso hubiera marcado la diferencia.

La historia de José y Laura destaca cómo, en situaciones críticas, una póliza de seguro activa puede salvar una empresa de pérdidas significativas. La continuidad en los pagos y la comunicación constante con la correduría de seguros son claves para garantizar que, cuando ocurra lo inesperado, el respaldo estará ahí para proteger los intereses de la empresa.

Jordi Fernández

Para muchas empresas, el seguro representa una red de seguridad esencial. Sin embargo, a veces un descuido administrativo o una decisión anticipada puede poner en riesgo esa protección. A continuación, te compartimos una historia real que muestra lo importante que es mantener al día las pólizas de seguro y las consecuencias de no hacerlo.

José y Laura son empresarios con negocios distintos, pero ambos habían confiado en sus seguros para proteger sus activos y operaciones. Aun así, cada uno experimentó una situación crítica debido a la interrupción de su cobertura.

José, dueño de una empresa que había tenido su póliza de seguro al día durante años, se sorprendió al descubrir que el último recibo había sido devuelto por el banco debido a un error administrativo. Aunque parecía un problema menor, esta devolución temporalmente dejó la póliza sin efecto. En el tiempo que tomó resolver la situación, sucedió lo inesperado: un siniestro afectó sus instalaciones.

Cuando José intentó activar la cobertura, la aseguradora le informó que no podría procesar la reclamación hasta que se completara el pago pendiente. Afortunadamente, José actuó rápidamente y liquidó el recibo, lo que permitió que la aseguradora retomara el caso, gestionara el siniestro y valorara la indemnización conforme a las garantías contratadas. Este imprevisto le enseñó a José la importancia de asegurar que su cobertura esté siempre activa y sin interrupciones, incluso ante errores administrativos.

Laura, en cambio, se encontró en una situación aún más delicada.
Propietaria de una nave industrial, Laura había decidido vender el inmueble y pensó que ya no necesitaba su seguro de daños. Tras la devolución del recibo de la póliza en dos ocasiones, Laura nos notificó, como correduría de seguros, que planeaba cancelar el seguro, ya que esperaba cerrar la venta pronto. Aunque le sugerimos mantener el seguro activo hasta finalizar el proceso de venta, ella confiaba en que la operación se concretaría sin demora.

Sin embargo, la venta se retrasó, y durante unas lluvias torrenciales, la nave sufrió daños graves. Al intentar presentar una reclamación, Laura se encontró con que la póliza había sido anulada por falta de pago. La aseguradora rechazó la cobertura, dejando a Laura con los gastos de reparación a su cargo. Fue un golpe financiero y una lección valiosa: en momentos críticos, tener la cobertura adecuada activa hasta el final del proceso hubiera marcado la diferencia.

La historia de José y Laura destaca cómo, en situaciones críticas, una póliza de seguro activa puede salvar una empresa de pérdidas significativas. La continuidad en los pagos y la comunicación constante con la correduría de seguros son claves para garantizar que, cuando ocurra lo inesperado, el respaldo estará ahí para proteger los intereses de la empresa.

Jordi Fernández

Noticias
Pedir información
cross