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¿Consumir mucho azúcar realmente causa diabetes?

11 de noviembre de 2019
by websalia

Un elevado consumo de azúcar no hará que te vuelvas diabético pero sí que es un factor de riesgo si se asocia con la obesidad

El 14 de noviembre se celebra el Día Mundial de la Diabetes, una fecha para concienciar sobre la enfermedad: sus causas, síntomas y tratamiento. Es una patología crónica debida a que el páncreas no produce la insulina necesaria (diabetes Tipo 1) o que el organismo no la reparte eficazmente (Diabetes Tipo 2). Los principales síntomas son un aumento de la sed y de las ganas de orinar, aumento del apetito, pérdida de peso aun comiendo más, fatiga, visión borrosa, úlceras que no se cierran y entumecimiento u hormigueo en las extremidades.

Las personas que la padecen en el mundo ya superan los 442 millones según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y prevé que en 2045, el número ascienda a los 628 millones; en España actualmente hay más de 6 millones de afectados por la diabetes.

La más común es la diabetes tipo 2 que se asocia a la obesidad y los malos hábitos alimenticios, por ello es tan importante llevar una alimentación equilibrada, evitando las grasas saturadas y las bebidas azucaradas, además de practicar cierta actividad física. Al hablar de diabetes, nos vienen a la cabeza principalmente dos cosas: insulina y azúcar.

La insulina es la hormona encargada de procesar y distribuir la glucosa correctamente por nuestro organismo. Cuando ésta falla, se presenta la diabetes tipo 2. La diabetes no está causada por un consumo excesivo de azúcar pero sí que es cierto que el abuso de productos azucarados produce obesidad y aquí es donde se multiplica el riesgo de sufrir la enfermedad.

 

¿Es nocivo el consumo de azúcar?

Así pues, la diabetes no tiene una relación directa de causa-efecto con el consumo de azúcar pero sí que están asociados. No debemos demonizar el azúcar y retirarlo por completo de nuestra dieta porque nos aporta glucosa y fructosa que nuestro organismo necesita y es fuente de energía. Lo que es muy importante es tomar conciencia de no abusar de su consumo, dosificarlo y evitar los azucares añadidos o refinados.

Los azúcares añadidos o refinados son aquellos que, como indica su nombre, han sido procesados, agregados a los alimentos durante su elaboración con el fin de potenciar su sabor. Cereales, galletas, bollería, pasta, refrescos, zumos...etc. contienen este tipo de azúcares. Hay alimentos, como las frutas y las verduras en los que el azúcar está presente de forma natural.

La OMS ha advertido que se debería limitar el consumo de los productos con azúcares refinados de manera que no superen el 10% de la ingesta calórica total, aconsejando incluso que se reduzca al 5%. Si una persona adulta consume cerca de unas 2.000 Kcal al día, la proporción de Kcal procedente de azúcares refinados no debería superar las 200 Kcal, lo que serian unos 25 gramos.

 

¿El azúcar causa adicción?

También se ha relacionado el consumo de azúcar con la hiperactividad y se lo ha catalogado como producto adictivo, llegando a decir que tiene más poder de crear dependencia que algunas drogas. ¿Se puede ser adicto al azúcar?

Entendemos como adicción una dependencia o necesidad hacia una sustancia, actividad o relación. Es cierto que el consumo de azúcar genera un subidón instantáneo de energía y bienestar, los expertos han comprobado que dicho alimento puede liberar opioides y dopamina a nivel cerebral, es por ello que se puede relacionar su consumo con una conducta adictiva.

El problema es el efecto rebote que produce si abusamos de él, como hemos dicho nos produce un estímulo rápido, se absorbe velozmente y nos da un impulso energético pero también se pasa con la misma velocidad y entonces llega el cansancio y la inquietud. Si acostumbramos al cuerpo a estar siempre estimulado, cada vez demandaremos más azúcar, porque no querremos sentirnos desanimados y con falta de fuerza.

 

Por eso, hay que saber limitar su consumo, llevar una dieta equilibrada, tomar azúcares naturales y evitar los refinados. De este modo reduciremos considerablemente el riesgo de padecer obesidad, hipertensión, diabetes, insuficiencia renal y también caries.

Un elevado consumo de azúcar no hará que te vuelvas diabético pero sí que es un factor de riesgo si se asocia con la obesidad

El 14 de noviembre se celebra el Día Mundial de la Diabetes, una fecha para concienciar sobre la enfermedad: sus causas, síntomas y tratamiento. Es una patología crónica debida a que el páncreas no produce la insulina necesaria (diabetes Tipo 1) o que el organismo no la reparte eficazmente (Diabetes Tipo 2). Los principales síntomas son un aumento de la sed y de las ganas de orinar, aumento del apetito, pérdida de peso aun comiendo más, fatiga, visión borrosa, úlceras que no se cierran y entumecimiento u hormigueo en las extremidades.

Las personas que la padecen en el mundo ya superan los 442 millones según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y prevé que en 2045, el número ascienda a los 628 millones; en España actualmente hay más de 6 millones de afectados por la diabetes.

La más común es la diabetes tipo 2 que se asocia a la obesidad y los malos hábitos alimenticios, por ello es tan importante llevar una alimentación equilibrada, evitando las grasas saturadas y las bebidas azucaradas, además de practicar cierta actividad física. Al hablar de diabetes, nos vienen a la cabeza principalmente dos cosas: insulina y azúcar.

La insulina es la hormona encargada de procesar y distribuir la glucosa correctamente por nuestro organismo. Cuando ésta falla, se presenta la diabetes tipo 2. La diabetes no está causada por un consumo excesivo de azúcar pero sí que es cierto que el abuso de productos azucarados produce obesidad y aquí es donde se multiplica el riesgo de sufrir la enfermedad.

 

¿Es nocivo el consumo de azúcar?

Así pues, la diabetes no tiene una relación directa de causa-efecto con el consumo de azúcar pero sí que están asociados. No debemos demonizar el azúcar y retirarlo por completo de nuestra dieta porque nos aporta glucosa y fructosa que nuestro organismo necesita y es fuente de energía. Lo que es muy importante es tomar conciencia de no abusar de su consumo, dosificarlo y evitar los azucares añadidos o refinados.

Los azúcares añadidos o refinados son aquellos que, como indica su nombre, han sido procesados, agregados a los alimentos durante su elaboración con el fin de potenciar su sabor. Cereales, galletas, bollería, pasta, refrescos, zumos...etc. contienen este tipo de azúcares. Hay alimentos, como las frutas y las verduras en los que el azúcar está presente de forma natural.

La OMS ha advertido que se debería limitar el consumo de los productos con azúcares refinados de manera que no superen el 10% de la ingesta calórica total, aconsejando incluso que se reduzca al 5%. Si una persona adulta consume cerca de unas 2.000 Kcal al día, la proporción de Kcal procedente de azúcares refinados no debería superar las 200 Kcal, lo que serian unos 25 gramos.

 

¿El azúcar causa adicción?

También se ha relacionado el consumo de azúcar con la hiperactividad y se lo ha catalogado como producto adictivo, llegando a decir que tiene más poder de crear dependencia que algunas drogas. ¿Se puede ser adicto al azúcar?

Entendemos como adicción una dependencia o necesidad hacia una sustancia, actividad o relación. Es cierto que el consumo de azúcar genera un subidón instantáneo de energía y bienestar, los expertos han comprobado que dicho alimento puede liberar opioides y dopamina a nivel cerebral, es por ello que se puede relacionar su consumo con una conducta adictiva.

El problema es el efecto rebote que produce si abusamos de él, como hemos dicho nos produce un estímulo rápido, se absorbe velozmente y nos da un impulso energético pero también se pasa con la misma velocidad y entonces llega el cansancio y la inquietud. Si acostumbramos al cuerpo a estar siempre estimulado, cada vez demandaremos más azúcar, porque no querremos sentirnos desanimados y con falta de fuerza.

 

Por eso, hay que saber limitar su consumo, llevar una dieta equilibrada, tomar azúcares naturales y evitar los refinados. De este modo reduciremos considerablemente el riesgo de padecer obesidad, hipertensión, diabetes, insuficiencia renal y también caries.

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