Si hace unos años los ataques informáticos al mundo empresarial eran algo propio de películas, o como mucho afectaban a las multinacionales, ahora la amenaza se ha extendido a cualquier compañía. Por ello, establecer medidas de seguridad se torna en una obligación para la viabilidad de cualquier firma.

Los ataques informáticos no hacen sólo agujeros en las cuentas de las compañías, -por ejemplo, suplantando la información de algún proveedor y pidiendo a la compañía el abono de un supuesto servicio-, sino también en la credibilidad y el honor de las firmas para con sus clientes. Hacer frente a los ataques informáticos debe convertirse en algo que afecte a todas las áreas de la empresa, incluida la dirección general, la Dirección de Finanzas y otras áreas como la de Marketing, Recursos Humanos y Comunicación.

Por ello se convierte en imprescindible proteger nuestras empresas con pólizas de Cyberriesgo que aseguren entre otras coberturas las pérdidas por interrupción del negocio debido a un fallo en la red de seguridad o ataque, errores humanos o errores de programación; la  pérdida de datos y restauración y recuperación de los mismos; costes legales, incluyendo el ejercicio de indemnización contractual o comunicación de crisis y gastos de mitigación de reputación de las empresas. En definitiva, cualquier daño grave asociado a un ataque informático o a través de las redes.