A finales de la semana pasada sonó el teléfono en nuestras oficinas y atendí la llamada. Era Esperanza, clienta desde hace muchos años que quería aclarar algunas dudas sobre el seguro de salud que quería contratar para su madre, que se había jubilado hace pocos meses y achacaba algunos problemas de salud causados por la gran cantidad de esfuerzo que había hecho en el trabajo. En un momento así, contar con un seguro de salud para ella era algo necesario y tranquilizador.
Como asesora, quise ofrecerle una visión especializada capaz de informarle claramente de las coberturas y diferencias entre las distintas modalidades de seguros de salud. Para ello, le expliqué algunos puntos clave de este tipo de seguros y que comparto aquí porque creo que, como Esperanza, son muchas las personas que pueden verse reconfortadas al contar con este tipo de póliza.
Para empezar, le dije que existen las llamadas coberturas y carencias. Las primeras son muy variadas y pueden ser básicas, completas o de reembolso. Existe una gran variedad de posibilidades de contratación dependiendo de la compañía con la que estemos relacionados. En el caso de Esperanza, los servicios concretos que busca están relacionados con el estado de salud de su madre y su avanzada edad. Una cosa que también hay que tener en cuenta es que los cuadros médicos varían también entre compañías.
Continué explicándole que los seguros de salud se pueden empezar a disfrutar desde que se realiza la contratación. Sin embargo, existen algunos servicios concretos para los que se debe esperar. A este tiempo de más se le denomina “periodo de carencias” y está especificado en el contrato mismo. Para ejemplificar, le puse el caso de una embarazada y el parto. En este tipo de seguros de salud se suele establecer un periodo de carencia de 8 meses. De esta manera, si la contratación se realiza con efecto, por ejemplo, a 1 de enero y la asegurada se queda embarazada solo un mes después, la póliza podría no cubrir los gastos derivados del embarazo y del parto.
Mientras seguía contándole a Esperanza sobre las coberturas y las carencias que pueden tener los seguros de salud, le pregunté si sabía qué era la preexistencia en una póliza. Le expliqué que eran las enfermedades que tiene o ha tenido una persona antes de contratar un seguro de salud. Es decir, la condición de salud, alteración o trastorno orgánico que existe con anterioridad a la contratación de un seguro. A fin de cuentas, Esperanza necesitaba un seguro de salud para su madre, que es mayor, y las preexistencias son un concepto fundamental para los seguros de salud. Le concreté que estas preexistencias se estipulan independientemente de que exista un diagnóstico médico y que también se incluyen los síntomas que puedan indicar la existencia de una enfermedad.
Evidentemente, la madre de Esperanza padecía enfermedades y síntomas muy variados. Por eso le hice saber que, si bien generalmente no hay problemas para contratar un seguro de salud con estas características, las aseguradoras podrían excluir las coberturas de la preexistencia. Es decir, la asegurada -en este caso su madre- podría beneficiarse de todos los servicios médicos que quisiera, salvo los que estuvieran relacionados con la dolencia particular marcada como preexistente.
Esperanza, alarmada, quiso saber qué tipos de síntomas o enfermedades se categorizan así; su madre al ser mayor tenía varios. Le expliqué que las compañías de seguros suelen tener una tabla con las enfermedades preexistentes que consideran excluidas y que, en cualquier caso, siempre le informarían de todas las exclusiones antes de firmar la póliza. Algunas de estas enfermedades eran el cáncer, la hipertensión, la esclerosis múltiple, la insuficiencia renal o la diabetes, como era el caso de la madre de Esperanza. Haber sido intervenido en una cirugía compleja también podía considerarse como causa discriminatoria.
Si tú, como Esperanza, tienes alguna duda sobre los tipos de seguro de salud que hay, bien para ti, bien para tus seres queridos, ponte en contacto con nosotros. ¡No te quedes con la duda! En CLOSASEGUROS estamos para ayudarte a encontrar el seguro de salud perfecto para ti y tus seres queridos.
¿Alguna vez hablando con algún conocido acerca de vuestros respectivos seguros de salud te has enterado de que el tuyo es más caro?
No entres en pánico, nadie te está timando. El precio de los seguros de salud, al igual que los seguros del hogar o los de coche, depende de muchos factores:
La edad, el factor clave
“¡Juventud, divino tesoro!” como decía Rubén Darío…
¿Quién crees que tiene más enfermedades: una persona de 25 años o una de 75? Aunque es posible que la de 25 tenga algún problema de salud, por regla general, las personas más jóvenes tienen menos riesgo de padecer enfermedades. Por este motivo, las compañías aseguradoras estiman que harán un uso menor de los servicios médicos, de ahí que su precio sea más económico.
La cobertura
A mejor servicio, mayor precio.
Por ejemplo, si vas a un restaurante Michelin, el precio del menú será superior que en un restaurante con una categoría inferior. Si compras un apartamento en el centro de tu ciudad, será mayor que si lo compras en un barrio periférico.
En el sector de los seguros es lo mismo. Un seguro a terceros en el coche es mucho más económico que uno a todo riesgo porque la cobertura es distinta. Es igual para los seguros de salud.
Los seguros de reembolso te permiten acudir a cualquier médico en el mundo que tú elijas, mientras que los seguros de cuadro médico, te limitan a escoger entre un determinado número de médicos concertados por la compañía.
Como es lógico, el seguro de reembolso es más caro que el de cuadro médico ya que genera un gasto extra que tendrá que pagar la aseguradora.
El copago (gastos compartidos)
Seguramente has escuchado este término más de una vez. En los seguros de salud hace referencia a que el gasto es compartido entre el asegurado y la aseguradora. Por ejemplo, una visita a un especialista, una prueba de escáner, o ¡incluso ir al podólogo!
Obviamente, este tipo de seguro médico es más económico que un seguro que no tenga copagos y en el que la aseguradora tenga que hacerse cargo de todos los costes. Eso sí, la ventaja de este último es que proporciona acceso a todos los servicios sin ningún coste adicional.
El número de asegurados
¿Vas a contratar un seguro de salud solo para ti o también para otros miembros de tu familia? Si eliges la segunda opción, es habitual que las compañías te ofrezcan descuentos por número de asegurados.
Pero ¿por qué es posible reducir el precio para las compañías? Pues porque el gasto que se pueda producir por los servicios utilizados por un asegurado se reparte entre el resto.
El lugar de residencia
¿Vives en una zona urbana o rural? ¿En una zona industrializada o agrícola?
Por ejemplo, en grandes ciudades como Madrid o Barcelona, las posibilidades de contraer una enfermedad respiratoria, debido a la calidad el aire por el tráfico, el medio ambiente, etc. o coger un simple catarro aumentan exponencialmente ya que las personas están más expuestas al contagio por el elevado número de habitantes.
Además, estas zonas suelen ser de mayor nivel adquisitivo, lo que afecta al gasto médico y, como consecuencia, al precio de tu seguro.
Ahora ya sabes qué factores afectan al precio de tu seguro de salud, aunque… ¡un momento!
¿Por qué el precio de mi seguro de salud ha subido este último año?
Para responder a esta pregunta debes tener en cuenta que, además de todos estos factores que acabamos de mencionar, también afecta el uso que hayamos hecho durante el año anterior del seguro, lo que se conoce como siniestralidad.
Este factor depende de cómo lo trate la compañía aseguradora. Hay compañías que reparten la siniestralidad entre todos sus asegurados y otras que gravan el precio de forma individual.
Sin embargo, es importante tener en mente que las compañías tienen en cuenta los usos indebidos de los seguros. ¿Te encuentras mal pero no es nada nada urgente? Entonces no hagas uso del servicio de urgencias y pide una cita con un médico de atención primaria. ¡De esta forma evitarás sorpresas en el precio de tu seguro el próximo año!
¡Recuerda! El precio de un seguro de salud depende de la edad, la cobertura, el copago, el número de asegurados, el lugar de residencia y el uso indebido de tu seguro.
Juan Carlos de la Rosa
Responsable de Salud e Innovación
Las personas que padecen una enfermedad o una dolencia crónica, por lo general, renuncian a contratar las coberturas de un seguro de salud por miedo a que les denieguen la contratación de una póliza y, por tanto, renuncian a este servicio hoy en día tan básico, como es contar con la seguridad de una buena cobertura sanitaria.
Si bien es cierto que son muchas las compañías aseguradoras que evitan ofrecer estos servicios a personas con enfermedades graves o crónicas, no lo es menos que hay algunas que ya se animan a ofrecer planes de salud a este perfil de clientes.
En este artículo vamos a ver algunos conceptos importantes con los que te encontrarás en el proceso de contratación de un plan de salud si te encuentras en esta situación:
La preexistencia
En primer lugar, has de conocer un concepto importante: la palabra “preexistencia” en el ámbito de los seguros de salud.
Como te imaginarás, la preexistencia tiene que ver con las patologías que el cliente tiene antes de la contratación del seguro. Estas enfermedades normalmente quedarán excluidas fuera de la póliza que hipotéticamente contrates si te encuentras en esta situación, a no ser que se especifique lo contrario en tu contrato.
El cuestionario
Lo habitual cuando quieres contratar una póliza de salud es que en algún momento debas responder a un cuestionario. Es importante que respondas con sinceridad ya que, si en algún momento tu aseguradora descubre que tenías patologías previas con anterioridad a la firma de la póliza y sufres algún tipo de dolencia relacionada con ellas, es posible que no te cubra los gastos del tratamiento o se te anule la póliza.
La evaluación del cuestionario
Una vez la compañía haya estudiado tu cuestionario, realizará una evaluación en la que decidirá:
Si te aceptan, pero te añadirán una cláusula excluyendo los gastos derivados de tu enfermedad preexistente.
Si te aceptan y cubrirán esos gastos, pero te cobrarán un precio de prima superior.
Si te aceptan sin reservas ya que estiman que has superado tu enfermedad.
Si no te aceptan.
Periodo de carencia
También te puede ocurrir cuando contrates tu póliza de salud, encontrarte con el llamado periodo de carencia. ¿Qué significa?
La carencia se impone normalmente en clientes nuevos de un seguro de salud, no en los clientes que cambian de póliza o de compañía, e implica que la póliza que acabas de contratar no será efectiva en un tiempo variable que suele rondar entre los tres y doce meses tras la contratación.
La finalidad de la carencia es evitar la picaresca de algunos clientes de contratar estas coberturas ocultando datos sobre alguna preexistencia.
De esta manera, cuando haya pasado este periodo, ya podrás disfrutar de todas las coberturas que ofrece tu póliza.
La edad
Finalmente, es necesario que seas consciente de que tu edad también será clave a la hora de contratar un plan de salud con tu aseguradora. Esto varía entre las diferentes compañías y tendrás que estudiarlo muy bien. La edad límite que se baraja para contratar un seguro de salud con patologías previas oscila entre los 55 y los 70 años. Este dato será evaluado en el cuestionario de salud junto a las preexistencias.
¿Qué conclusión extraemos de esta información?
Lo más importante: sí es posible contratar un seguro de salud con patologías previas, pero es necesario estudiar muy bien todas las opciones pues, dependiendo de cada compañía, podemos encontrarnos con diferencias abismales. Diferencias que pueden marcar las coberturas de tu salud. Si normalmente es importante estudiar muy bien todas nuestras opciones en cuanto a contratar nuestras coberturas, este es, sin duda, el caso que mejor lo ejemplariza.
Como sabes, en CLOSASEGUROSnuestra misión es asesorarte y acompañarte en los momentos importantes de tu vida. Nuestro trabajo nunca termina cuando contratamos una póliza, nuestro servicio post- venta marca la diferencia. ¡No dudes en consultarnos!
Hasta hace un año, casi nadie consideraba una pandemia como riesgo del que protegerse. Pero, desde marzo de 2020, la pandemia está en boca, vida y mente de todos.
Según datos del sector asegurador, este último año el número de pólizas contratadas por autónomos y empresas ha crecido una media de 10 puntos respecto al año anterior. Un hecho que demuestra que las empresas y autónomos, preocupados por la situación económica y sanitaria, confían en el sector asegurador para cualquier tipo de riesgo, especialmente, durante el Estado de Alarma.
¿Qué seguros necesita un autónomo?
Si bien depende de las necesidades y características del negocio, antes de decidir cuál es el seguro apropiado, es imprescindible conocer los riesgos y obligaciones de la profesión. Es decir, no necesitarán el mismo seguro un autónomo que arregla móviles y tiene un local comercial, a un taxista cuyo medio de trabajo es un vehículo en constante movimiento. De todos modos, haremos una lista con los seguros más demandados y considerados imprescindibles para la mayoría de autónomos:
Seguro de Incapacidad Laboral Temporal (ILT): imprescindible para cualquier autónomo. Es como una baja laboral, porque cubre la posibilidad de no poder realizar su trabajo por haber sufrido un accidente o una enfermedad. Además, permite contar con el pago de una indemnización en forma de subsidio diario durante el periodo de baja.
Seguro de responsabilidad civil: cubre la indemnización a terceras personas por los daños y prejuicios que se puedan causar durante el desempeño de la actividad. Esta póliza es obligatoria si tienes un local comercial.
Seguro de oficinas y comercios: este seguro cubre los desperfectos que se puedan ocasionar en el local, las obras de reforma que se realicen y los bienes que están dentro del mismo. Además, si eres propietario de un local o una oficina, garantiza el cobro de los alquileres, los desperfectos y proporciona una asistencia jurídica ante posibles desahucios u otros supuestos.
Es común creer que un seguro de defensa jurídica sólo sirve para defendernos ante un juez en caso de llegar a los tribunales. Pero lo cierto es que no: tiene muchas más utilidades. Un seguro de defensa jurídica sirve para proteger nuestros intereses como asegurado ante muchos tipos de situación conflictiva. Asimismo, puede asistirnos ante perjuicios económicos y reclamaciones a terceros y tiene un servicio de consultas para dudas legales que puedan surgir. Aunque no es imprescindible, siempre es recomendable.
El interés por este tipo de protección también ha crecido en los últimos meses, y su uso se ha extendido entre los autónomos y empresarios. Además, según los datos de ARAG, entidad especializada en este tipo de coberturas, las consultas relacionadas con los autónomos se dispararon un 25% en 2020, principalmente con cuestiones como a tramitación de los ERTE, la suspensión de las cuotas de autónomos, el acceso a las ayudas o la nueva ley de teletrabajo.
En CLOSASEGUROS velamos por los autónomos. Por ello, si te planteas contratar un seguro que proteja tu negocio, no dudes en ponerte en contacto con nosotros. Nuestros equipo de profesionales estudiaran tu situación y te asesorarán para contratar el seguro que mejor se adapte a tus necesidades.
La valoración media que los usuarios hacen de la sanidad privada es de un 7,5 sobre 10. Este dato, que muestra una alta satisfacción de uso de los servicios privados sanitarios, es uno de los recogidos por el Barómetro Sanidad Privada 2020 elaborado por IDIS, una fundación que agrupa a numerosas entidades aseguradoras y asistenciales del sector sanitario.
La puntuación, un cómodo notable, es similar a la obtenida en el barómetro anterior, de hace tres años, y supone que 8 de cada 10 entrevistados le atribuyen a los servicios de los seguros de salud una puntuación mayor de 7. Y ello es así tanto en atención y accesibilidad, como en calidad del servicio y servicios generales.
Más que un notable
Además de esta buena valoración en aspectos generales, la sanidad privada alcanza un notable aún más alto (8) en los servicios relacionados con la atención primaria y especializada, las urgencias, el hospital de día y el ingreso hospitalario.
En este sentido, y según destaca IDIS, todos los aspectos analizados (incluyendo la consulta ambulatoria -primaria y especializada-, el ingreso hospitalario, las urgencias y el hospital de día) satisfacen de forma clara las expectativas de los usuarios de la sanidad privada.
De hecho, hay servicios de la sanidad privada, como el servicio de urgencias, que es visitado en mayor medida que el de la sanidad pública; en este caso, debido a traumatismos y dolencias digestivas, sobre todo.
Recomendar sus servicios
No es extraño, por tanto, que buena parte de los titulares de los seguros de salud (casi 6 de cada 10) muestran una lealtad alta o muy alta hacia la sanidad privada y se manifiesten a favor de recomendarla. Destacan especialmente este aspecto entre las personas mayores de 50 años, quienes contratan de manera personal y cuya experiencia con la sanidad privada supera los 5 años.
Puntos fuertes de la sanidad privada
Y, ¿cuáles son las virtudes que tienen a los asegurados de salud tan satisfechos? Pues, dentro de las cualidades más apreciadas por sus usuarios, estos señalan especialmente la rapidez y agilidad de servicio, con un 71% de las opiniones. Y se refieren a esta virtud tanto en general como a la hora de concertar citas.
Sus clientes valoran también de forma especial el trato y la atención recibidos, así como los centros: instalaciones modernas, calidad del servicio, tecnología y medios además de poder disponer de habitaciones individuales.
Relacionado con este último aspecto, los pacientes también citan de forma específica la comodidad de los servicios, en especial, la menor espera para pruebas diagnósticas y la posibilidad de elección de especialista o centro. Por último, también valoran positivamente la profesionalidad y cualificación de los médicos especialistas. Si tú también quieres beneficiarte de las ventajas de la sanidad privada, no dudes en informarte sobre nuestros productos de Salud. Y, si no tienes claro cuál sería mejor en tu caso, consulta con nosotros, te asesoraremos sin compromiso sobre las opciones más ajustadas a tus necesidades y presupuesto.
Los datos y su evolución son esenciales para buen funcionamiento del sector asegurador. El cálculo de riesgos y probabilidades permite a las entidades ofrecer precios competitivos en sus seguros, a la vez que les garantiza poder contar con fondos suficientes para asumir las indemnizaciones y asistencia que necesitan sus clientes. Y todo ello, sin dejar de mantenerse como negocios solventes y estables.
Además de esa información general (que les ayuda a calcular cuántas veces suele producirse un incidente, su gravedad y cuánto dinero supone arreglarlo), hay seguros en los que es especialmente importante la información particular de cada cliente. Este es el caso de los seguros de Salud.
Y es que, por ejemplo, la atención sanitaria para una familia de cuatro miembros -con un niño pequeño, una persona mayor dependiente y uno de los progenitores con diabetes- será completamente diferente a la que necesitará una pareja de jóvenes, deportistas, vegetarianos y no fumadores. Por tanto, el coste de su seguro no será el mismo. Ni tampoco serán similares los especialistas médicos a los que acudirán a consulta, con cuánta frecuencia lo harán o las pruebas médicas que pueden necesitar en un futuro próximo.
Para la compañía que les asegure es fundamental conocer esas diferencias. Ello le permitirá ofrecer el mejor precio posible en cada caso. Y, a la vez, podrá dimensionar adecuadamente sus recursos en cada zona, para poder disponer de los profesionales sanitarios precisos y asistir a sus clientes sin aglomeraciones ni esperas.
El cuestionario
Por eso, para poder conocer las diferencias en cada caso, las aseguradoras piden a sus futuros clientes que rellenen un cuestionario. Las preguntas tienen que ver con costumbres y estilo de vida (si se consume tabaco o alcohol, tipo de trabajo que se realiza, si se practica deporte…) así como los antecedentes de enfermedades en la familia o el histórico de salud del futuro asegurado (dolencias crónicas, intervenciones quirúrgicas, etc.). Esta información permitirá a la compañía apreciar las circunstancias particulares de su cliente a la hora de evaluar el riesgo. Pero, para que este sistema funcione, es esencial responderlo de forma realista y cierta, sin exagerar virtudes ni ocultar información.
Confianza mutua
La sinceridad en las respuestas no sólo es aconsejable, sino que es obligatoria para poder beneficiarse del seguro que contratamos. Lo que firmamos conlleva un compromiso de veracidad, por lo que es recomendable repasar bien nuestras respuestas. La aseguradora debe conocer la situación particular de cada persona a la que protege con un seguro y, si se demostrara que el cliente no fue honesto, la compañía tiene derecho a no prestar sus servicios.
Por su parte, la aseguradora se compromete a gestionar esa información sobre nuestra salud de forma segura y acorde a lo que establece la ley. El sector asegurador vigila especialmente la protección de datos de sus clientes, desarrollando las medidas necesarias para protegerlos y que sean utilizados sólo para lo que el cliente ha autorizado. Si hay algo que no tengas claro sobre el cuestionario o cualquier otro aspecto de tu seguro de salud, estamos a tu disposición: no dudes en consultarnos.
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